Un gran
artículo publicado por Patricia Ramírez, donde nos habla de cómo sufre un
entrenador. Agradecer como entrenador estas palabras y que se tengan tan en
cuenta. Como bien dice Patricia, es una profesión vocacional y adoramos nuestro
trabajo. Ese sufrimiento es parte del entrenador, hay que saber llevarlo,
entrenarlo y afrontarlo. Pero es un sufrimiento positivo, el saber que estas
donde quieres, haciendo lo que te gusta y siempre has querido. En algunos se
nos ve el sufrimiento antes que a otros, pero es parte de la rutina del
entrenador. Disfrutad del artículo.
Gracias Patricia por tener muy en cuenta la figura del entrenador.
Empieza la
búsqueda de banquillos. Algunos han sido ocupados ya. Otros entrenadores esperan
con deseo poder participar en el proyecto de un club, poder dirigir un equipo,
poder sentirse entrenador y dar así sentido a sus sueños. Los entrenadores adoran su trabajo, no hay más que ver la pasión con
la que algunos entrenan y dirigen partidos.
La profesión
del entrenador es completamente vocacional, desde que entrenan a los niños de 6
años hasta los que dirigen a los futbolistas profesionales. Llevan el fútbol en
las venas y en el ADN. Y todo esto, a pesar del sufrimiento. Porque, ¿os habéis
dado cuenta del sufrimiento de los entrenadores? Las señales visuales no
engañan. El fútbol envejece. Bueno, el
fútbol no, el estrés y el sufrimiento con el que muchos entrenadores viven
la liga, resultados, las lesiones, las críticas, los errores y los aciertos. No
hay más que ver fotos de entrenadores de hace cinco años y compararlas con el
momento actual. Hay claros signos de envejecimiento. El estrés deteriora
nuestro organismo pudiendo causar verdaderos estragos, desde problemas de
sueño, a fatiga, bloqueo mental y muchos otros psicosomáticos como alterar la
tensión arterial, deprimir al sistema inmunológico, irritar el sistema
digestivo, problemas de calvicie y un largo etcétera.
Sinceramente, el entrenador sufre por todo. Sufre
cuando no tiene equipo y vive la incertidumbre del baile de banquillos. Con tanto candidato nunca tienes la certeza de si vas
a entrenar o no, de si lo harás al inicio de la temporada o en el mercado de
invierno, si te podrás quedar en España o tendrás que buscar equipo fuera. Y
añade a este miedo los cambios de traslado que implican para la familia,
vivienda, colegios, trabajo de la mujer... Sufre
cuando tiene equipo. Si se gana, porque se tiene miedo a perder en el
próximo, si se pierde, porque te ves obligado a ganar el siguiente encuentro. Sufre porque los jugadores se lesionan
y, que casualidades de la vida, siempre se lesionan en el peor momento para
hacerlo. Sufre por el jugador que
debería convocar y no convoca porque el objetivo grupal le obliga a poner
al más talentoso y no al que más se lo merece. Sufre porque los otros equipos ganan, empatan o pierden los que no
deberían. Un entrenador sufre de lunes a lunes, salvo el día siguiente a la
victoria que le da una tregua. Pero basta con que empiece a plantearse el
partido siguiente, para que empiece a darle vueltas a todos los problemas que
el rival pueda ponerle enfrente.
Muy vocacional tiene que ser para los pocos y efímeros
momentos en los que no se sufre compensen la montaña rusa de las emociones.
Mucho ánimo a todos los que empiezan a pensar desde ya en su proyecto
deportivo.
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